Este viernes día 3, llega por fin a las carteleras la última película de Ridley Scott, “Prometheus”, esperada precuela de la saga de culto “Alien”. Tras una década de filmografía algo irregular, Scott ha decidido regresar a aquello que le hizo famoso y ofrecernos una alucinante experiencia 3D sobre los orígenes del infierno alienígena que él mismo inició en 1979. La trama gira en torno a un grupo de científicos y exploradores que se embarca en un viaje espacial a los confines del Universo, en busca de un planeta donde creen, se halla la respuesta del origen de la vida en la Tierra.
Hemos de ser conscientes de que se trata de una precuela, dirigida además por un director que a pesar de tener un don innato para la estética, ha perdido progresivamente la fuerza de sus primeras películas (no sabemos si por senilidad o por exigencias de Hollywood). Por esa razón, sería un error esperar algo tan grandioso y aterrador como “Alien”, pero sí que garantiza, como mínimo, una experiencia audiovisual y ambiental sobrecogedora.
Prometheus tiene el sello de la casa. Y es que Blade Runner, Alien, Gladiator, El Reino de los Cielos y American Gangster, películas de épocas y temáticas completamente diferentes, comparten el mismo común denominador: te sumergen sin que te puedas resistir en el ambiente donde se desarrollan. Ridley Scott une sabia y talentosamente la dirección artística, la fotografía y la música, y crea un cosmos único y creíble en cada una de sus películas. Eso, en un film de ciencia ficción y horror, supone el 60% de su calidad, y el tráiler (en este sentido) te deja con la boca abierta: la fotografía, la decoración y los efectos especiales son, a falta de una palabra mejor, maravillosos.
Aún no hemos podido ver la película, pero suponemos que el guión hará aguas por todas partes, y sabemos que la tensión latente e insoportable de Alien se quedará en 1979. Aún así, este cuento gótico sobre la esperanza seduce muchísimo; el ser humano cree en su inocencia haber encontrado a Dios, pero parece que se ha topado con el mismísimo Diablo.
Nuestra recomendación: id a verla en 3D; en EEUU se dice que supera con creces la experiencia de Avatar, que te atrapa y no te suelta.
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