

Amparado por el multimillonario francés Michel Seydoux y su presupuesto de 10 millones de $ (de la época), el afamado director/escritor/compositor/pintor/psicoterapeuta (y más) chileno decidió transformar la novela de Herbert en un auténtico viaje alucinógeno, en un nuevo tipo de cine que actuara en el cerebro como una potente droga. En sus propias palabras, “Yo quería hacer una película que diera a la gente que tomaba LSD en esa época las alucinaciones que la droga daba, pero sin alucinación; yo no quería que se tomara LSD, ¡yo quería fabricar la droga!; la película iba a cambiar la mentalidad del público…”. Ahí es nada.

Ocurrió que, después de varios años de pre-producción y diseño, gran parte de los 10 millones de $ ya se habían evaporado, y el rodaje todavía no había comenzado. Los inversores, viéndose incapaces de soportar un gasto que se iba a triplicar, recurrieron a Hollywood en busca de co-producción, pero ningún estudio tuvo la suficiente valentía para asumir costes. Se trataba de un proyecto demasiado nuevo, demasiado diferente. Las 4 horas de metraje previstas (en un inicio iban a ser 14), tampoco ayudaron mucho a convencer. Pocas semanas después, se canceló toda la producción y cada uno se fue a su casa. HR Giger lo hizo encolerizado, y Dan O’Bannon (creador de los efectos espciales), sumido en la locura e internado en un psiquiátrico. Jodorowsky y Moebius (que había trabajado en más de 3000 dibujos durante 5 años), decidieron adaptarse a la vida y al destino y utilizaron todo su material para crear el que, a día de hoy, sigue siendo el cómic europeo más vendido de toda la historia: El Incal (Jodorowsky en guión y Moebius en dibujo).
Dune se acabó llevando al cine, en efecto, pero fue de la mano de David Lynch en 1984, siete años después de que se fuera a pique el colosal y mesiánico proyecto de Jodorowski. Aún así, el enorme trabajo de su equipo no fue en vano. Antes de ser rechazado, el proyecto circuló por los estudios más importantes de Hollywood, lo que supuso la contratación de H.R. Giger para diseñar Alien, y de Dan O’Bannon para supervisar los efectos especiales de Star Wars (así como para escribir el guión de Alien), películas en las que ambos artistas aprovecharon parte del material que habían creado para Dune; el resto ya es historia.
El documental. En la pasada edición del festival de cine de Cannes, se presentó un curioso documental que nos sumergirá en la pre-producción de Dune y su fatal desenlace: Jodorwsky’s Dune (podéis ver el tráiler aquí), muy en la línea de Lost in La Mancha (adaptación de El Quijote por parte de Terry Gilliam), aquella joya documental acerca del catastrófico rodaje de otra película que jamás podremos disfrutar.
Como regalo final, os añadimos una selección de diseños y esbozos realmente exquisitos, única prueba material de un ambicioso proyecto cinematográfico que se convertiría, en su fracaso, en un maravilloso sueño.
Palacio Harkonnen y gusanos, de H.R. Giger
(click para ver en grande)
Absolutamente genial. Una redacción impecable y absorbente. Me encanta imaginar lo que esta incursión psicotrópica podría haber sido. La imaginación, con estos antecedentes técnicos y artísticos, da para mucho universo.
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